RECONSTRUIREMOS EL AZUL
SOBRE LOS RESTOS DE LA TORMENTA :
MANIFIESTO POLÍTICO
PARA EL 15-M
Al
Moro, a quien nunca agradeceremos suficientemente las miles de horas que pasó
en el British Museum para alumbrarnos en la negrura capitalista.
Al
mio caro amico Mauro Anastasi, che se fosse stato qui oggi avrebbe sicuramente
criticato, con benevolenza, queste mie chimere.
Un nuevo fantasma recorre Europa: es el fantasma del General
Intellect, de la Inteligencia General. Merkel, Sarkozy, Trichet, las grandes
Corporaciones Bancarias, el Fondo Monetario Internacional y las Agencias de
Rating se han aliado para detener la emergencia de este fantasma.
El orden capitalista ha reducido cualquier tipo de dignidad
humana al valor de cambio. Ha situado, frente a cualquier tipo de ilusión de
libertad, una única y desalmada libertad de comercio. En una palabra, ha
sustituido la vieja explotación, disfrazada de ilusiones religiosas,
sentimentales y políticas, por la subsunción total y absoluta del sujeto humano
a los intereses de la voracidad capitalista.
No obstante todo ello, cabe afirmar que en las sociedades
actuales capitalistas avanzadas se vive una ficción. Es una quimera hacernos
creer que son necesarias tantas horas de trabajo para producir una mercancía
cualquiera. “El robo de tiempo de trabajo
ajeno sobre el que descansa la riqueza actual, se presenta como una base
miserable frente a esta base recién desarrollada, creada por la misma gran
industria. Tan pronto como el trabajo en forma inmediata ha dejado de ser la
gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo deja y tiene que dejar de ser
su medida y, en consecuencia, el valor de cambio tiene que dejar de ser la
medida del valor de uso. El plustrabajo
de la masa ha dejado de ser condición para el desarrollo de la riqueza
general, así como también el no-trabajo
de los pocos ha dejado de ser condición para el desarrollo de las fuerzas
generales del cerebro humano. Con ello se derrumba la producción basada sobre
el valor de cambio, y el proceso de producción material inmediato pierde la
forma de la miseria y el antagonismo. Aquí entra entonces el desarrollo de los
individuos, y por lo tanto, la reducción del tiempo de trabajo necesario no
para crear plustrabajo, sino la reducción en general del trabajo necesario de
la sociedad a un mínimo, al que corresponde entonces la formación artística,
científica, etc., de los individuos gracias al tiempo devenido libre y a los
instrumentos creados para todos ellos. El capital es la contradicción en
movimiento, porque tiende a reducir el tiempo de trabajo a un mínimo, mientras
que por otra parte pone al tiempo de trabajo como la única medida y fuente de
la riqueza. El capital reduce, en consecuencia, el tiempo de trabajo en la
forma de trabajo necesario, para aumentarlo en la forma de trabajo
suplementario; pone, por lo tanto, el trabajo superfluo en medida creciente
como condición – question de vie et de
mort _ del trabajo necesario” Sirva, entonces, esta mirada de Karl Marx
en 1857-1858, para saber, de una vez por
todas, que la jornada laboral que sufrimos todos es una pura patraña. Cabe,
así, plantearse que el rechazo del
trabajo asalariado es una de las condiciones sobre las que debe afirmarse
la Inteligencia General. Acumular saber
y emplearlo para el bienestar inmediato de todos rompe la cadena que la
patronal internacional establece para apropiarse de ese saber acumulado y
utilizarlo en la producción de plusvalía.
Se trata de romper el mecanismo de control que el capital ha dispuesto
sobre nosotros. Nadie puede prever cuales serán las etapas concretas de esta
ruptura y mucho menos es posible responder a quienes nos pregunten qué
pondremos en lugar de lo destruido. El problema no es éste. En ninguna de las
grandes revoluciones de la historia se sabía a priori qué reemplazaría lo que
se estaba combatiendo. Pero una cosa sí tenemos clara: No queremos este mundo
que nos intentan imponer a través del control que ejercen los mass-media. El
combate, entonces, conviene ser conscientes de ello, se libra en un terreno
evanescente, inmaterial y fuertemente fantasmático. Los nuevos sujetos
revolucionarios se reproducen como tales, no ya en el terreno de la producción
de mercancías sino en el terreno de la circulación del dinero, en el terreno de
la inmaterialidad.
EL 15-M Y SUS
CONSECUENCIAS
Somos un proceso constituyente que se afirma continuamente en
el devenir de los acontecimientos. Cada acción, cada acto, son necesariamente
la constatación de que nos hemos situado en otro terreno, fuera del proceso pregunta-respuesta que trata de imponer
el capital y sus instituciones políticas. Frente a esto, nosotros imponemos
nuestro criterio, nuestra exigencia, nuestro sistema. Al hacerlo así, nos
afirmamos como sujeto político, como Poder Dual frente al Poder y al Estado,
originando un conflicto que antes o después deberá resolverse: “Entre dos
fuerzas iguales, decide la más fuerte…” Marx dixit.
No hay vuelta atrás. Los problemas centrales se plantearán
sobre la mesa y no podremos obviarlos. La forma de Estado, la Constitución, el Parlamento,
el problema de la moneda, la propiedad privada…
Somos el nuevo mundo y por eso abominamos el ancien régime. Queremos una sociedad de
sujetos libres, caminamos hacia la disolución del Estado como organización
represora de la libertad individual. Pero mientras tanto, queremos elaborar
nuestra propia constitución, nuestro propio sistema de representación, acordes
con esa inteligencia general que nos unifica y nos acomuna.
Reivindicamos una Asamblea Constituyente que nos permita
escribir las reglas por las que nos queremos regir todos. Así mismo, ya no nos
sirve el Parlamento, con su sistema de representación basado en viejos partidos
y asociaciones que no representan el nuevo mundo que está emergiendo.
Construiremos un sistema de representación sujeto a las necesidades de nosotros
y no a las del capital. Abogamos por la liberación del crédito de las redes del
sistema financiero y la instauración de un control sobre los Bancos para
impedir que el flujo del dinero acabe en las manos de los ricos y poderosos.
Exigimos, consecuentemente, la liberación del suelo y de la
tierra como pasos necesarios para que todas tengamos derecho a una vivienda
digna y al abastecimiento de alimentos sustraídos al circuito enloquecido del
sistema capitalista.
Pero el 15-M no somos ilusos, sabemos que existen pasos y
escalones que tendremos que ir dando y subiendo. Es por ello que apoyaremos y
llevaremos a cabo las luchas necesarias para impedir que nos reformen la
Constitución, vaciando de contenido los escasos elementos keynesianos y de
cohesión social que las constituciones escritas después de la segunda guerra
mundial contienen, que nos impongan modelos de representación que bloqueen la
posibilidad de expresión democrática, o que nos quieran seguir induciendo a la
ficción de que la crisis del capital es consecuencia de la baja productividad o
el gasto público excesivo. Es por eso que atacamos y combatimos cualquier tipo
de reforma laboral que ampare esta ficción.
Estas son, en síntesis, las medidas que proponemos y exigimos
como bases para poder construir ese azul que queremos. Somos conscientes que
todo ello pasa porque todas estas luchas y afirmaciones se extiendan a nivel
internacional, al menos, y en un primer momento, sobre el territorio europeo.
Jesús Marchante Septiembre
2011
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