domingo, 4 de marzo de 2012


RECONSTRUIREMOS EL AZUL SOBRE LOS RESTOS DE LA TORMENTA : 

MANIFIESTO POLÍTICO PARA EL 15-M


                                                                  Al Moro, a quien nunca agradeceremos suficientemente las miles de horas que pasó en el British Museum para alumbrarnos en la negrura capitalista.


                                                                  Al mio caro amico Mauro Anastasi, che se fosse stato qui oggi avrebbe sicuramente criticato, con benevolenza, queste mie chimere.


Un nuevo fantasma recorre Europa: es el fantasma del General Intellect, de la Inteligencia General. Merkel, Sarkozy, Trichet, las grandes Corporaciones Bancarias, el Fondo Monetario Internacional y las Agencias de Rating se han aliado para detener la emergencia de este fantasma.

El orden capitalista ha reducido cualquier tipo de dignidad humana al valor de cambio. Ha situado, frente a cualquier tipo de ilusión de libertad, una única y desalmada libertad de comercio. En una palabra, ha sustituido la vieja explotación, disfrazada de ilusiones religiosas, sentimentales y políticas, por la subsunción total y absoluta del sujeto humano a los intereses de la voracidad capitalista.

No obstante todo ello, cabe afirmar que en las sociedades actuales capitalistas avanzadas se vive una ficción. Es una quimera hacernos creer que son necesarias tantas horas de trabajo para producir una mercancía cualquiera. “El robo de tiempo de trabajo ajeno sobre el que descansa la riqueza actual, se presenta como una base miserable frente a esta base recién desarrollada, creada por la misma gran industria. Tan pronto como el trabajo en forma inmediata ha dejado de ser la gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo deja y tiene que dejar de ser su medida y, en consecuencia, el valor de cambio tiene que dejar de ser la medida del valor de uso. El plustrabajo de la masa ha dejado de ser condición para el desarrollo de la riqueza general, así como también el no-trabajo de los pocos ha dejado de ser condición para el desarrollo de las fuerzas generales del cerebro humano. Con ello se derrumba la producción basada sobre el valor de cambio, y el proceso de producción material inmediato pierde la forma de la miseria y el antagonismo. Aquí entra entonces el desarrollo de los individuos, y por lo tanto, la reducción del tiempo de trabajo necesario no para crear plustrabajo, sino la reducción en general del trabajo necesario de la sociedad a un mínimo, al que corresponde entonces la formación artística, científica, etc., de los individuos gracias al tiempo devenido libre y a los instrumentos creados para todos ellos. El capital es la contradicción en movimiento, porque tiende a reducir el tiempo de trabajo a un mínimo, mientras que por otra parte pone al tiempo de trabajo como la única medida y fuente de la riqueza. El capital reduce, en consecuencia, el tiempo de trabajo en la forma de trabajo necesario, para aumentarlo en la forma de trabajo suplementario; pone, por lo tanto, el trabajo superfluo en medida creciente como condición – question de vie et de mort _ del trabajo necesario”  Sirva, entonces, esta mirada de Karl Marx en 1857-1858,  para saber, de una vez por todas, que la jornada laboral que sufrimos todos es una pura patraña. Cabe, así, plantearse que el rechazo del trabajo asalariado es una de las condiciones sobre las que debe afirmarse la Inteligencia General. Acumular saber y emplearlo para el bienestar inmediato de todos rompe la cadena que la patronal internacional establece para apropiarse de ese saber acumulado y utilizarlo en la producción de plusvalía. Se trata de romper el mecanismo de control que el capital ha dispuesto sobre nosotros. Nadie puede prever cuales serán las etapas concretas de esta ruptura y mucho menos es posible responder a quienes nos pregunten qué pondremos en lugar de lo destruido. El problema no es éste. En ninguna de las grandes revoluciones de la historia se sabía a priori qué reemplazaría lo que se estaba combatiendo. Pero una cosa sí tenemos clara: No queremos este mundo que nos intentan imponer a través del control que ejercen los mass-media. El combate, entonces, conviene ser conscientes de ello, se libra en un terreno evanescente, inmaterial y fuertemente fantasmático. Los nuevos sujetos revolucionarios se reproducen como tales, no ya en el terreno de la producción de mercancías sino en el terreno de la circulación del dinero, en el terreno de la inmaterialidad.


EL 15-M Y SUS CONSECUENCIAS

Somos un proceso constituyente que se afirma continuamente en el devenir de los acontecimientos. Cada acción, cada acto, son necesariamente la constatación de que nos hemos situado en otro terreno, fuera del proceso pregunta-respuesta que trata de imponer el capital y sus instituciones políticas. Frente a esto, nosotros imponemos nuestro criterio, nuestra exigencia, nuestro sistema. Al hacerlo así, nos afirmamos como sujeto político, como Poder Dual frente al Poder y al Estado, originando un conflicto que antes o después deberá resolverse: “Entre dos fuerzas iguales, decide la más fuerte…” Marx dixit.
No hay vuelta atrás. Los problemas centrales se plantearán sobre la mesa y no podremos obviarlos. La forma de Estado, la Constitución, el Parlamento, el problema de la moneda, la propiedad privada…
Somos el nuevo mundo y por eso abominamos el ancien régime. Queremos una sociedad de sujetos libres, caminamos hacia la disolución del Estado como organización represora de la libertad individual. Pero mientras tanto, queremos elaborar nuestra propia constitución, nuestro propio sistema de representación, acordes con esa inteligencia general que nos unifica y nos acomuna.
Reivindicamos una Asamblea Constituyente que nos permita escribir las reglas por las que nos queremos regir todos. Así mismo, ya no nos sirve el Parlamento, con su sistema de representación basado en viejos partidos y asociaciones que no representan el nuevo mundo que está emergiendo. Construiremos un sistema de representación sujeto a las necesidades de nosotros y no a las del capital. Abogamos por la liberación del crédito de las redes del sistema financiero y la instauración de un control sobre los Bancos para impedir que el flujo del dinero acabe en las manos de los ricos y poderosos.
Exigimos, consecuentemente, la liberación del suelo y de la tierra como pasos necesarios para que todas tengamos derecho a una vivienda digna y al abastecimiento de alimentos sustraídos al circuito enloquecido del sistema capitalista.

Pero el 15-M no somos ilusos, sabemos que existen pasos y escalones que tendremos que ir dando y subiendo. Es por ello que apoyaremos y llevaremos a cabo las luchas necesarias para impedir que nos reformen la Constitución, vaciando de contenido los escasos elementos keynesianos y de cohesión social que las constituciones escritas después de la segunda guerra mundial contienen, que nos impongan modelos de representación que bloqueen la posibilidad de expresión democrática, o que nos quieran seguir induciendo a la ficción de que la crisis del capital es consecuencia de la baja productividad o el gasto público excesivo. Es por eso que atacamos y combatimos cualquier tipo de reforma laboral que ampare esta ficción.
Estas son, en síntesis, las medidas que proponemos y exigimos como bases para poder construir ese azul que queremos. Somos conscientes que todo ello pasa porque todas estas luchas y afirmaciones se extiendan a nivel internacional, al menos, y en un primer momento, sobre el territorio europeo.
   
Jesús Marchante                                               Septiembre 2011



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