viernes, 5 de octubre de 2012

EL MIEDO NO EXISTE




Dicen que el miedo es libre y que nadie está libre de experimentar su sabor frío. Sin embargo, podríamos decir que todo eso funciona en el campo emocional. En cambio, cuando entramos de lleno en el ámbito de la política, tal consideración carece de la más mínima importancia. Un sujeto individual está permanentemente expuesto a multitud de peligros y de amenazas, reales o supuestas. La pesadez de su yo le impide liberarse de esa carga. Pero un sujeto colectivo, y ese es el que manda cuando hablamos de política, ya ha soltado todo ese lastre, todas esas miserias. En realidad, un sujeto colectivo, una masa de ciudadanos reclamando sus derechos y su vida, se ha situado ya en un espacio-tiempo en el que el viejo metus latino deja de funcionar, de expeler sus nocivos gases.

Las grandes manifestaciones que recorrieron las calles y aledaños junto al Congreso de los Diputados en Madrid, los días 25 y 29 del mes pasado, ponen en evidencia la fuerza y la soberbia de una masa que ha traspasado ya todos los umbrales. Las pancartas que pedían la dimisión del gobierno en pleno, la abolición de la monarquía y la apertura de un proceso constituyente, no representan una ocurrencia de unos iluminados cualesquiera, muy al contrario. Son el grito continuado de una ciudadanía, la española, que ha dicho, ¡basta ya!
Las gentes no quieren consuelos ni se dejan seducir. Saben, como el viejo Brecht, que el tiempo no es mucho y que el lodo y las miserias son para los podridos. La vida es lo más grande y no se la van a dejar arrebatar por los dictados del capital.

Podrán reprimir, detener, usar toda la fuerza bruta, pero la determinación es muy grande. Además, el movimiento no deja de crecer. El 15-M fue el pistoletazo de salida, pero después de la guerra declarada a través de las normas y leyes que los consejos de ministros van dictando, la clase media, ese enjambre que apelotona a obreros, estudiantes, empleados, funcionarios, amas de casa e incluso gentes desocupadas, está plenamente implicada en las protestas.

No hay vuelta atrás. L' Ancíen Régime trata de justificar su permanencia a pesar de saber que no representa a la nueva sociedad que emerge continuamente. Hemos sido muy pacientes, pero la impaciencia está ya a las puertas, como el nuevo día. El tiempo del engaño ha tocado a su fin. El miedo no existe.











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